Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez
En un mes, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha militarizado y colocado su propio muro de púas en más de 7.5 kilómetros de la frontera, sobre el bordo del río Grande que divide a El Paso de Ciudad Juárez.
Con el fin de evitar el ingreso de migrantes a Estados Unidos, el republicano mantiene a cientos de agentes de la Guardia Nacional de Texas, diez contenedores de carga, una unidad militar aproximadamente cada 60 metros y kilómetros de cerca metálica y rollos de púas, en dos tramos que van desde las compuertas ubicadas cerca del conocido “monumento al cigarro” hasta el puente de la avenida Rafael Pérez Serna.
Pese a la condena de organizaciones estadounidenses y a la solicitud de remoción de los contenedores colocados sobre el bordo del río por parte la Sección Mexicana de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) a su contraparte norteamericana, el gobernador impide que los migrantes puedan entregarse a los agentes de la Patrulla Fronteriza a lo largo de casi 12 kilómetros.
En un recorrido realizado ayer por El Diario se observó que el muro de púas de Abbott comienza en el marcador fronterizo número 6 –cerca del “monumento al cigarro”–, valla que incluso se encuentra sobre los diez contenedores de carga instalados el pasado 27 de diciembre en el bordo del río llamado Bravo de lado mexicano.
El cerco de alambre continúa hasta el “Puente Negro”, con la presencia además de vehículos Hummer, pickups y camionetas de la Guardia Nacional de Texas, y de ahí hasta el marcador 21, ubicado a la altura del complejo deportivo de la Universidad Autónoma Ciudad Juárez (UACJ) en El Chamizal.
En el marcador 21, los agentes colocaron incluso una puerta metálica sobre el bordo con rejas, la cual es vigilada por uno de los uniformados con ropa de camuflaje.
Aunque del marcador 21 al 30 no se ha colocado reja ni alambre de púas, la puerta del muro fronterizo ubicada en el marcador 28 sí estaba ayer tomada por los militares. Y el tramo del marcador 30 al 32 ya se encuentra también militarizado, por lo que los migrantes tienen que caminar más allá para poder ser recogidos por los agentes de la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso.
Ayer se observó a 21 migrantes caminando entre los marcadores 18 al 31, en cinco grupos, en busca de ser recogidos por los agentes federales con la esperanza de poder solicitar asilo político.
“Bendiciones”, gritaba desde el bordo de concreto del río un hombre que formaba parte de un grupo de cinco colombianos que acababan de cruzar la frontera y aunque caminaban del otro lado del muro de alambre, no eran recogidos por la Patrulla Fronteriza.
En una declaración conjunta de la comunidad, el pasado 18 de enero organizaciones de Estados Unidos en El Paso exigieron al gobernador Abbott que retire a la Guardia Nacional de Texas de inmediato, que deje de violar la ley federal, elimine la Operación Lone Star y retire los contenedores de carga que actualmente utiliza como muro fronterizo improvisado sobre el bordo del río Bravo.
“En lugar de encontrar un enfoque humano, justo y ordenado para la situación fronteriza, el Gobierno del estado de Texas y el gobernador Abbott están imponiendo una autoridad ilegal y sin precedentes sólo para hacer cumplir políticas de inmigración ‘por la puerta de atrás’, como la Operación Lone Star”, denunció Fernando García, director ejecutivo de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR, por sus siglas en inglés).
El pasado 7 de enero, El Diario informó que cinco días antes la Sección Mexicana de CILA entregó una solicitud de remoción de los contenedores colocados sobre el bordo del río Grande, a su contraparte estadounidense.
El documento menciona el “desacuerdo en que se haya instalado tanto la barrera de contenedores mencionada, como los cercos de malla ciclónica y de alambre, sin que su proyecto se haya presentado en el seno de la Comisión y que este organismo tuviera la oportunidad de revisarlo y pronunciarse sobre el mismo en los términos del Artículo IV-B del Tratado de Límites de 1970”, se informó entonces.
