Debido a que en México operan los grupos criminales encargados de inundar Estados Unidos con fentanilo, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció que “expandirá agresivamente” la presencia de sus agentes de investigación criminal transnacional en su vecino del sur para 2024.
El anuncio, realizado por el Departamento de Estado de EE.UU., forma parte de la “Estrategia para Combatir los Opioides Ilícitos”, elaborada por la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), cuya copia obtuvo el diario mexicano El Universal.
De esta manera, el gobierno estadounidense confirmó que oficiales y fiscales asignados a sus Unidades de Investigación Criminal Transnacional (TCIU) serán desplegados en diversas regiones de México para promover investigaciones de alto perfil apuntando a los cárteles mexicanos, con el fin de frenar la producción y el traslado de fentanilo.
“En el año fiscal 2025 (primero de octubre de 2024 a 30 de septiembre de 2025) HSI México expandirá agresivamente las TCIU de México e implementará varios cambios operativos para mejorar su productividad y centrarse en la fabricación ilícita de opioides”, informó el Departamento de Seguridad, sin dar números oficiales sobre la cantidad de fiscales que serían enviados a suelo mexicano en esa maniobra.
Cabe señalar que, en ninguna parte de la Estrategia se aclaró si el envío de más agentes de EE.UU. a México se hará en secreto o sin conocimiento del gobierno mexicano, o si se notificará al presidente López Obrador para que les permita operar.
Y es que el mandatario mexicano siempre cuestionó que investigadores estadounidenses operen en su territorio sin que las autoridades mexicanas hayan sido informadas sobre esos agentes, por lo que reformó la ley de seguridad para restringir las operaciones de la DEA en México.
De acuerdo con Washington, los cárteles mexicanos fabrican fentanilo mediante productos cosméticos adquiridos de forma legal en China y luego lo trafican a territorio estadounidense, donde esta sustancia ha provocado la peor crisis de opioides de la historia, alimentando una “continua epidemia” de sobredosis que en 2022 dejó unos 110,000 muertos en el país.