Nipah. Memoricen el nombre de este virus porque puede que comencemos a oírlo más. Hablamos de él, estos días, porque ha generado un brote en India que deja, de momento, dos fallecidos. No es el primer brote en ese país, ni mucho menos, ya van cinco. Y tampoco es el único país donde el Nipah ha provocado brotes: en Bangladesh, por ejemplo, ha habido más de una decena. ¿Por qué es preocupante?
“Es uno de los diez patógenos con mayor riesgo de expansión internacional”, apunta Miguel Ángel Jiménez Clavero, virólogo del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA) y experto en zoonosis. Hablamos de un virus zoonótico, que puede saltar de animal a humano. Ya lo ha hecho en varias ocasiones. Y el problema es que, si salta, es letal. Porque tiene una mortalidad muy elevada, del 40% al 70%.
Hace dos años, les contábamos que expertos en zoonosis del sudeste asiático apuntaban al Nipah como candidato a protagonizar la próxima pandemia. La OMS lo incluye en su lista de los diez patógenos que presentan un mayor riesgo para la salud humana, porque podrían causar futuras pandemias. Y de momento, no cuenta con vacuna ni con tratamiento. India está tomando medidas para tratar de contener el brote de Kerala, pero hay al menos 300 personas con “alto riesgo” de haberse infectado. ¿Qué riesgo existe de que el virus pueda expandirse a otros países?
Primer brote en Malasia, hace 24 años
El virus Nipah lleva el nombre del pueblo de Malasia donde originó su primer brote, en 1999. Dejó 100 muertos, y un millón de cerdos tuvieron que ser sacrificados para contener la epidemia, que llegó a transmitirse a Singapur. Desde entonces, India y Bangladesh han sido los países más afectados, con varios brotes en cada uno.
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Pero, 24 años después de aquel primero en Malasia, los fallecidos por este virus en el mundo rondan los 250. “Si te infectas, tienes elevadas probabilidades de morirte, es un riesgo importante”, reconoce el virólogo. Pero infectarse no es fácil, asegura. No, al menos, en estas latitudes. Y explica por qué.
“Su reservorio es una especie de murciélago que come fruta. Son murciélagos tropicales, sólo están ahí. Y si el reservorio de este virus es ése, el Nipah se va a restringir a ese territorio, eso ya es una limitación”, explica el científico. “Esas condiciones no se dan en Europa, por ejemplo. Aquí no hay murciélagos de la fruta”. Por eso, apunta que “es muy difícil que este virus se adapte a condiciones distintas a esas, que no sean las tropicales”. De momento, el Nipah se transmite sobre todo a través de un animal: el cerdo.
Del murciélago al cerdo, del cerdo al humano
¿Por qué ocurren estos brotes de Nipah en humanos? Porque, al igual que ha ocurrido con otros virus zoonóticos, como el propio SARS-CoV-2, los humanos estamos invadiendo cada vez más territorio hasta ahora salvaje, y ello está aumentando la interacción con especies con las que no solíamos tener contacto, como el murciélago.
“Se han establecido granjas de porcino en medio de la selva, en zonas de Bangladesh o India”, explica Jiménez Clavero. Y alrededor de esas granjas, en la selva, hay árboles. Los murciélagos comen fruta de los árboles, puede que alguna caiga y algún cerdo se la coma. Si está infectada con saliva del murciélago, el cerdo es capaz de replicar al virus, y puede convertirse en el “hospedador intermedio”, el animal que transmite el virus al humano. Eso es lo que estaría pasando en muchos casos, explica el virólogo.
Y no es algo nuevo, recuerda. Lleva pasando décadas. “Pero ahora, estos brotes se ven facilitados por los nuevos usos del territorio, por la expansión humana”.
Las palmeras datileras
Pero este virus se trasmite por varias vías. Además del contacto directo con animales infectados, a través de sus secreciones o excrementos, otra forma de contagio es el consumo de alimentos contaminados. Por ejemplo, el jugo de las palmeras datileras, explica en este artículo el microbiólogo de la Universidad de Salamanca Raúl Rivas.
Es algo muy frecuente en los países asiáticos, y “por desgracia, también es muy apreciado por los murciélagos frugívoros, que por la noche sobrevuelan las plantaciones lamiendo la savia derramada por las palmeras y que los oriundos recolectan a través de un cuenco sujeto al tronco”.
Apunta que “es probable que estos animales orinen o defequen cerca del cuenco. Cada día, a primera hora de la mañana, los vendedores locales comienzan a mercadear con el jugo fresco y sin pasteurizar, provocando sin querer un potencial brote de virus Nipah”. Es otra de las hipótesis sobre lo que estaría pasando.
Transmisión entre humanos
Pero lo que más preocupa, y por lo que la OMS lo vigila como “patógeno que puede causar una emergencia de salud pública”, es por su transmisión de humano a humano. Y hay algo que lo hace especialmente preocupante: el largo período de incubación de la enfermedad, que puede llegar hasta los 45 días. Ello hace más probable que un animal, o una persona infectada sin saber que está enferma, lo propague.
Porque ahora hay mucha más movilidad que hace décadas. Aunque sean pocos los humanos infectados con el virus Nipah, pueden viajar infectados. Es lo que ocurrió, de hecho, con el SARS-CoV-2. Pero Jiménez Clavero tranquiliza al respecto. “La transmisión humano-humano no es muy eficaz” en este virus.
Se han documentado varios casos, no obstante, desde 2004. “Aproximadamente la mitad de los casos registrados de Nipah en Bangladesh desarrollaron su enfermedad tras la transmisión del virus de persona a persona”, según este estudio. Pero el virólogo apunta que, para que se transmita de humano a humano “debe haber un contacto muy cercano (por ejemplo, cuidadores de los enfermos). Es similar al ébola”.
No parecería tan fácil, por tanto, que este virus acabe causando una pandemia. Aunque, por si acaso, hay varias vacunas en desarrollo desde hace años. “Todavía no hay ninguna aprobada para humanos ni para animales”, asegura Jiménez Clavero, pero “hay una de ARNm, de Moderna, que ya se está ensayando en humanos”. Comenzó sus ensayos clínicos hace un año.
