Mientras los mexicanos se preparaban para conmemorar el Grito de independencia y celebrar una de las más especiales noches en su historia como país, en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el municipio de Almoloya de Juárez, Estado de México, pasaba algo que nadie esperaba y dejó sorprendidos a todos: Ovidio Guzmán López fue trasladado a Estados Unidos.
Ni el mismo hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán se imaginaba lo que le esperaba cuando fue sacado de su celda y uno de los guardias le dijo, “Señor, ya se va”.
Milenio, un importante diario mexicano, publicó un reportaje sobre lo que el joven criminal, también conocido como “El Ratón” vivió el día que tanto se esforzó -junto a sus abogados- en postergar, pues fueron muchos los amparos que solicitaron para que la extradición a Estados Unidos no se concretara, pero finalmente nada pudieron hacer, pues cabe recordar que sobre él pesaba una orden de aprehensión con fines de extradición ya que desde 2017 había sido acusado por una Corte en Columbia de 11 delitos relacionados con el narcotráfico.
Ovidio Guzmán se encontraba recluido en una zona del penal del Altiplano conocida como Área de Medidas Especiales de Seguridad y Vigilancia Especial (AMESVE). Varios custodios llegaron hasta el pasillo 2 pidiéndole al hijo del exlíder y fundador del Cártel de Sinaloa que juntara sus pertenencias y se preparara para salir de su celda, lo cual hizo sin preguntar nada.
Así fue como “El Ratón” recorrió los pasillos que separan el área donde se encuentran los internos más peligrosos de las oficinas donde se lleva a cabo la administración de la prisión, el propio director del Altiplano le notificó que sería extraditado, el narcotraficante se sorprendió y pidió hablar con su abogado, pero se le negó la solicitud, fue en ese momento cuando un celador le dijo, “Señor ya se va”.
Mientras Ovidio Guzmán intentaba asimilar la noticia recibida, un grupo de agentes de la Interpol entró al recinto, lo tomó en custodia y se lo llevó en un helicóptero, sellando así el destino del más conocido hijo del “Chapo”, aquel cuyas capturas desataron oleadas de violencia en Culiacán, Sinaloa, hechos conocidos ahora como “Culiacanazo”.
Ovidio Guzmán, el preso taciturno
Los custodios definen a Ovidio Guzmán como un preso tranquilo y respetuoso, uno de ellos narró a Milenio que tras informársele sobre la extradición se le vio triste, mas no enojado, reacción acorde al comportamiento que tuvo durante los más de ocho meses que pasó en el Altiplano.
Cabe recordar que dos días después de su detención, sus abogados solicitaron se le permitiera el ingreso de medicamentos para tratar la depresión y ansiedad, las cuales padece desde hace años, así como de comida especial pues tiene problemas gastrointestinales.
Su personalidad taciturna llamó la atención de los custodios, quienes no saben si era producto de los padecimientos mentales que sufre o una simple actuación para convencer al juez de que su estancia en México no representaba ningún peligro.