Los Ángeles.- Algo que muchas personas han criticado como un truco publicitario político que se está llevando a cabo en todas partes del país arribó al sur de California a mediados de junio.
Un autobús con 42 migrantes de Texas llegó a Los Ángeles, enviados con poca información por las autoridades de Texas como parte de una continua protesta contra las políticas de inmigración del presidente Biden.
Funcionarios de Los Ángeles condenaron la medida — la alcaldesa Karen Bass dijo que el gobernador Greg Abbott de Texas está utilizando a los migrantes “como peones en sus baratos juegos políticos”, aunque prometió ayudarlos a encontrar albergue y alimentos y hacer los arreglos para que se reúnan con sus seres queridos.
Los autobuses siguen llegando. El quinto arribó el fin de semana, trayendo a un grupo de personas que fueron dejados en Los Ángeles provenientes del Estado de la Estrella Solitaria, que en total asciende a 199, de acuerdo a la oficina de Bass.
Además de por lo menos 36 migrantes que fueron enviados por avión a Sacramento el mes pasado, un plan que los funcionarios de California creen que fue organizado por el gobernador Ron DeSantis de Florida en lo que parece ser un intento similar para enviar un mensaje político.
Algunos de los migrantes que han sido trasladados a California en las últimas semanas querían venir a este lugar para reunirse con sus parientes.
Sin embargo no todos parecieron totalmente dispuestos a dirigirse hacia el oeste, ni estaban conscientes de lo que estaba pasando exactamente, de acuerdo a Jorge Mario Cabrera, portavoz de la Coalición para los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles, que ha estado ayudando a los migrantes que han estado llegando.
Cabrera dijo que algunos pasajeros de los autobuses eran tan pequeños como 6 meses de edad, algunos son adultos mayores y otros hicieron el viaje de 30 o más horas sin probar alimentos.
“Tristemente, la política de unos cuantos está poniendo en peligro a muchos”, dijo Cabrera.
El envío de migrantes a estados gobernados por demócratas de parte de estados republicanos se ha convertido en algo habitual en los últimos meses.