Estados Unidos espió al Cartel del Golfo tras el secuestro de los cuatro estadounidenses en Tamaulipas

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Las agencias de inteligencia de Estados Unidos espiaron el pasado marzo al Cartel del Golfo, después de que cuatro ciudadanos estadounidenses fueran secuestrados en Matamoros, en el Estado fronterizo de Tamaulipas. Así lo ha revelado el periódico The Washington Post, que ha accedido a documentos clasificados y grabaciones de las autoridades de ese país. Hace apenas unos días se dio a conocer que la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) se infiltró en el grupo criminal de Los Chapitos, la facción del Cartel de Sinaloa controlada por los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha calificado de una “intromisión abusiva”. El espionaje estadounidense en Tamaulipas es el último capítulo de una riña que ha escalado la tensión entre los dos países a causa del narcotráfico.

Los cuatro ciudadanos estadounidenses ingresaron a México el 3 de marzo. Eran amigos y venían a acompañar a una de ellas a realizarse una cirugía estética, según declararon familiares a medios estadounidenses. Pero al entrar a Matamoros se perdieron y comenzaron a dar vueltas por la ciudad hasta que un contingente de varios vehículos comenzó a seguirlos. Videos difundidos en las redes sociales mostraban primero un tiroteo y posteriormente a un comando de hombres armados cargar en una camioneta a los cuatro, tres de ellos inconscientes, para luego llevárselos. Cuatro días después, las autoridades encontraron a los estadounidenses, dos con vida y dos muertos, en una caseta de madera, a las afueras de Matamoros, cerca de Playa Bagdad.

La caseta de madera en la que fueron hallados los ciudadanos estadounidenses el 7 de marzo de 2023 en Playa Bagdad (Tamaulipas).

Durante los días que los estadounidenses permanecieron desaparecidos, el FBI anunció una recompensa de 50.000 dólares para quien pudiera dar datos que llevaran al paradero. La Casa Blanca condenó el secuestro y el portavoz del Consejero de Seguridad Nacional, John Kirby, señaló: “Cualquier ataque a uno de nuestros ciudadanos es inaceptable, no importa dónde, ni cuáles sean las circunstancias”. Ahora se sabe además que las autoridades de Estados Unidos espiaron en esos días a miembros del Cartel del Golfo, bajo la sospecha de que ellos se habían llevado al grupo de turistas.

De acuerdo a la información filtrada y a la que tuvo acceso el Post, miembros de esta organización criminal mantuvieron conversaciones en las que dejaron reflejado que se prepararon para la reacción que pudieran tener las fuerzas armadas mexicanas como respuesta al secuestro. Entre las represalias que esperaron, señalan “posibles arrestos” ejecutados por parte del Ejército y un aumento “aún más de la violencia en Matamoros”. Además hablaron con abogados afines al cartel, quienes les recomendaron eliminar la información relacionada a los estadounidenses de sus teléfonos celulares.

Los documentos clasificados que hablan de este espionaje fueron filtrados junto con otros archivos militares, como los de la guerra en Ucrania, en Discord, una aplicación de mensajería parecida a Slack o Microsoft Teams popular entre los amantes de los videojuegos. En cuanto a la información de México, los papeles señalan que el grupo de estadounidenses fue atacado “en represalia por un supuesto incidente de atropello y fuga”, según ha dicho el periódico estadounidense. Las escuchas telefónicas fueron autorizadas por la justicia de ese país y revelan que fueron los criminales quienes entregaron los dos cuerpos y las dos víctimas con vida a las autoridades mexicanas.

Ese último dato va en línea con lo que dijeron los dos sobrevivientes en una entrevista con la CNN después de volver a su país. Latavia McGee y Eric James Willliam contaron que los captores los dejaron en una cabaña el 6 de marzo para que las fuerzas de seguridad mexicanas los buscaran un día después. Sobre este punto las autoridades en México no han querido detallar por qué la mañana del 7 de marzo fueron a catear una caseta que ya habían revisado anteriormente en la búsqueda y en la que fueron hallados finalmente los secuestrados. McGee y Willliam relataron además que uno de los secuestrados admitió que el ataque había sido un error que habían cometido bajo los efectos de las drogas y el alcohol.

El caso de Matamoros desde el inicio amenazaba con generar una crisis diplomática. El secuestro desató una serie de críticas del Partido Republicano, tanto hacia la Administración Joe Biden como el Gobierno de López Obrador. Algunos sectores más duros incluso propusieron un proyecto de ley que permitiría al Ejército estadounidense combatir el crimen organizado en México y varios Estados fronterizos apoyaron la idea de calificar a los cárteles como grupos terroristas para poder actuar con más libertad frente a ellos.

Estas arremetidas no fueron bien recibidas por las autoridades al sur de la frontera. El secuestro acabó siendo el puntapié de unas semanas tensas en las relaciones bilaterales con el tema de narcotráfico como eje central. Hace apenas unos días se difundió la información de que agentes de la DEA habían actuado en México con el fin de infiltrarse y obtener información de los líderes de Los Chapitos, a quienes acusan de inundar las calles de Estados Unidos con fentanilo.

“¿Cómo van a estar espiando?”, cuestionó este lunes López Obrador. “Es una intromisión abusiva y prepotente, que no debe aceptarse bajo ningún motivo”, agregó. El presidente mexicano ha insistido desde hace meses que las agencias de investigación del país vecino ya no pueden ingresar a México y actuar como lo hicieron en otros sexenios. “No puede haber agentes extranjeros en nuestro país”, machacó. El mandatario, que ha asegurado que no permitirá intromisiones en la seguridad nacional, ha dejado sobre la mesa la posibilidad de llevar el asunto a la mesa bilateral de negociaciones.

En otro documento filtrado analizan las implicaciones que ha tenido el hecho de que las fuerzas armadas de México tomaran roles en la sociedad civil, principalmente en la aviación. La Secretaría de la Defensa en este sexenio fue puesta a cargo de la construcción y administración del Aeropuerto Felipe Ángeles. El informe secreto detalla que López Obrador amplió la participación del Ejército en tareas civiles “sin aumentos proporcionales en los recursos”. De acuerdo a esa evaluación, el secretario de la Marina, José Rafael Ojeda, estaba frustrado por la posibilidad de que la Defensa tomara el control de todo el espacio aéreo mexicano que “instruyó a los oficiales de la Marina para que limitaran la cooperación con Sedena en respuesta”. Este documento no detalla el origen de esta información.

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