Dicen que los perros se parecen a sus dueños, y a este le gustaba empinar la pata porque su dueño le gustaba empinar el codo. Esta es la historia de Coco, un labrador que ha tenido que ser tratado en una asociación de animales por presentar síndrome de abstinencia después de que su propietario muriese.
Según reveló la Fundación Woodside para el Bienestar Animal (Woodside Animal Welfare Trust) un cachorro macho de la raza labrador llamado Coco llegó a sus instalaciones con síndrome de abstinencia canina, lo que según el refugio de animales era “una primicia” para ellos.
El refugio explica en sus redes sociales que Coco llegó con ellos acompañado de otro amigo canino después de la muerte de su dueño, pero comenzaron a sufrir y a sentirse mal poco tiempo después. Aunque un veterinario pudo administrarle cuidados de emergencia, lamentablemente el amigo de Coco falleció.
Pero Kirstin Stone, una empleada del refugio, tiene la siguiente teoría, según recoge la BBC: “Podría ser que justo después, digamos, el dueño tomó un trago y se acaba de ir a dormir, y los perros pueden haberlo bebido, pero simplemente no lo sabemos”. Sin embargo, Stone quiso destacar que los animales eran “muy queridos” y habían sido “muy bien cuidados” porque “está muy bien entrenado y le encantan los mimos”.
Tras la muerte de su mejor amigo poco tiempo después de llegar a su nuevo hogar temporal, Coco siguió gravemente enfermo y presentaba síntomas que apuntaban a la abstinencia de alcohol.
“Coco siguió gravemente enfermo y necesitó cuidados las 24 horas del día. Estaba claro que sufría síntomas que apuntaban a la abstinencia de alcohol. Pasó cuatro semanas sedado para aliviar el síndrome de abstinencia y reducir el riesgo de nuevos ataques”, informó la Fundación Woodside para el Bienestar Animal.
La recuperación
Coco respondió bien al tratamiento y después de unos días salió del peligro en el que estaba, dejó de tomar medicamentos y comenzó a comportarse como un perro normal , informó el refugio de animales.
La Fundación Woodside puntualiza que aunque físicamente parece haberse recuperado, mentalmente sigue siendo muy ansioso a veces, por lo que aún no está listo para ser adoptado.
“Nadie sabe cómo llegaron estos perros a la situación con el alcohol, pero sabemos que sin nuestros cuidados Coco probablemente no habría sobrevivido a esta dura experiencia”, destaca el refugio de animales.