Dallas, EU.- Hace 20 años, McKinney, próspero suburbio en el extremo noreste de Dallas, era un pequeño poblado al que sólo se accedía por una carretera de dos carriles. Ahora, 200 mil personas llenan sus extensas subdivisiones, con construcción nueva por todas partes.
McKinney, al igual que las otras ciudades de crecimiento vertiginoso de EU, es una ciudad construida con mano de obra importada y hogar de una industria basada en el acero y la madera importados.
Eso deja a la industria de la construcción particularmente vulnerable a la promesa del Presidente electo Donald Trump de deportar a millones de inmigrantes indocumentados y sus amenazas de imponer nuevos aranceles a México y Canadá.
“Definitivamente tendremos escasez de mano de obra”, dijo George Fuller, un veterano desarrollador de Texas que también es Alcalde de McKinney. “Se quiera reconocer o no, estas industrias dependen de la mano de obra inmigrante”.
El Alcalde de McKinney, que se describe a sí mismo como un republicano de Reagan, preferiría que todos los trabajadores estuvieran documentados y que le gustaría que se produjeran más materiales en Estados Unidos, pero señaló creer que una estrategia de mano dura con deportaciones y aranceles sería una forma dolorosa de avanzar en esos objetivos.
“El impacto a corto plazo sería, no quiero decir devastador, pero sí un impacto significativo”, indicó.
En Texas, California, Nueva Jersey y el Distrito de Columbia, los inmigrantes representan más de la mitad de los trabajadores del sector de la construcción, destacó Riordan Frost, analista de investigación senior del Centro Conjunto de Estudios de Vivienda de Harvard. Los trabajadores indocumentados representan aproximadamente el 13% de la industria de la construcción, más del doble que en la fuerza laboral en general, arroja una estimación reciente del Pew Research Center.
Trump, un ex promotor inmobiliario, ha dicho que apoyaría a la industria de la construcción, flexibilizando las regulaciones y permitiendo más construcción en terrenos federales. Pero muchos economistas y constructores dicen que la pérdida de la fuerza laboral inmigrante elevaría el costo de los salarios para algunos puestos y dejaría otros sin cubrir.
Además de eso, los aranceles propuestos por el Presidente electo del 25% para Canadá y México podrían elevar el costo de los materiales de construcción.
En total, alrededor del 7.3% de los materiales de construcción de viviendas se importan, revela la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB). La madera blanda, utilizada para los armazones de edificios, a menudo proviene de Canadá, que hoy tiene un arancel del 14.54%. Estados Unidos también es el principal importador mundial de hierro y acero, materiales cruciales para la construcción de viviendas. Aproximadamente una cuarta parte de los 43 mil millones de dólares en hierro y acero importados por Estados Unidos provinieron de Canadá en el 2022, de acuerdo con el Observatorio de la Complejidad Económica.
Otra importación clave tanto de México como de Canadá para los constructores de viviendas es el cemento. Estados Unidos importó 512 millones de dólares en cemento de Canadá y 254 millones de dólares de México en el 2022. El yeso, que se utiliza para fabricar tablaroca, también se importa de ambos países y su precio ya ha aumentado casi 50% desde el 2020, dijo NAHB.
Cuando se le preguntó sobre las consecuencias de los aranceles y las deportaciones para la industria de la construcción, una portavoz del equipo de transición de Trump dijo que el Presidente entrante “trabajará rápidamente para arreglar y restaurar” la economía “trayendo de vuelta empleos estadounidenses, reduciendo la inflación, aumentando los salarios reales, reduciendo impuestos, recortando regulaciones y liberando la energía estadounidense”.
Muchos actores de la industria se muestran optimistas sobre algunas partes del paquete de políticas de Trump.Michael Bellaman, presidente y director ejecutivo de Associated Builders and Contractors, que respaldó a Trump, dijo que “hay gran entusiasmo” debido a la perspectiva de desregulación bajo el Presidente electo. Las regulaciones de los gobiernos federal y local añaden más de 90 mil dólares al costo de una casa nueva, dice la NAHB.
Aun así, los constructores de viviendas ya están empezando a prepararse para la deportación y las políticas comerciales. Los cabilderos de la industria han advertido al equipo de transición de Trump que las políticas podrían tener un efecto paralizador en los constructores y en el mercado en general, dijo una persona familiarizada con el asunto.
Los constructores dijeron que trasladarían al menos parte del aumento en los costos a los compradores de viviendas, cuando los precios ya están cerca de niveles récord y las tasas hipotecarias están aumentando nuevamente.
Después de que más de 300 mil inmigrantes indocumentados fueron deportados entre el 2008 y 2013, los estadounidenses no reemplazaron todos los puestos de construcción que ocupaban, arroja un estudio realizado este año por las universidades de Utah y Wisconsin. Halló que las deportaciones causaron una pérdida resultante de aproximadamente un año de construcción para el condado promedio y aumentaron los precios de las viviendas nuevas aproximadamente un 20%.
Los constructores señalaron que incluso en tiempos de alto desempleo, la mayoría de los estadounidenses nativos no están dispuestos a aceptar los trabajos más agotadores físicamente de la industria, particularmente en Texas, donde la construcción o colocación de tuberías a menudo ocurre a temperaturas superiores a los 37 grados centígrados.
Desde el 2022, unos 130 mil inmigrantes recién llegados se han unido a la industria de la construcción, lo que ha elevado el número de trabajadores de la construcción nacidos en el extranjero a un récord, dice la NAHB.
Los constructores y subcontratistas en Texas dijeron sospechar que la mayoría de las personas que trabajan en sus obras son indocumentadas. La mayoría de los constructores de viviendas se aseguran de que sus empleados directos tengan estatus legal y por lo demás dependen de subcontratistas, que a menudo contratan a personas como contratistas independientes.
Un subcontratista de remodelación del norte de Texas, que pidió no ser identificado, calculó que alrededor del 90% de los 40 a 60 hombres que contrata con frecuencia para trabajos son indocumentados, incluyendo probablemente todos los que hacen armazones, techos y concreto.
Incluso cuando los patrones son diligentes en controlar a sus trabajadores a través del sitio E-Verify del Gobierno, muchos de ellos pueden utilizar un número de identificación falso.