El Programa de Vacunación Universal (PVU) requiere de una reestructuración y de mayores recursos para garantizar la compra suficiente de biológicos y se asegure que lleguen a la persona indicada, de la manera adecuada y en el momento preciso, plantea un diagnóstico publicado en la revista Salud Pública de México.
Elaborado a partir de una mesa de diálogo entre un grupo de expertos independientes, nacionales e internacionales, y personal a cargo de la operación del PVU, el diagnóstico indica que el programa, cuyas bases se establecieron hace 50 años, ha logrado éxitos significativos, pero enfrenta cada vez más dificultades para cumplir su misión y ha registrado retrocesos en su cobertura.
Entre las dificultades destaca las limitaciones en infraestructura, en particular la de una cadena de frío insuficiente y no sostenible, por falta de mantenimiento y reemplazo, y la insuficiencia de personal, incluyendo vacunadores y promotores. Advierte también sobre la insuficiencia del financiamiento y el desabasto de vacunas por incumplimiento en la entrega por parte de los proveedores.
“El modelo de abasto de vacunas que actualmente tiene México depende en su totalidad de la compra a productores transnacionales. Las dos últimas pandemias han demostrado que es necesario invertir en un plan nacional de desarrollo y adquisición de vacunas”, apunta.
La fragmentación del sector salud y el predominio de un modelo pasivo de vacunación intramuros, agrega, restan también eficiencia al PVU. Remarca la insuficiencia del sistema actual de seguimiento de la aplicación de las vacunas y llama a avanzar en el establecimiento de un registro nominal para contar con una herramienta para evaluar de manera más precisa la cobertura.
Llama también a revisar el “menú” actual del PVU, que incluye 13 vacunas con esquemas primarios más refuerzos -en los casos requeridos-, los cuales abarcan todas las etapas de la vida. Recomienda evaluar la incorporación y la introducción paulatina en la edad pediátrica de las vacunas contra varicela (una dosis), hepatitis A (una dosis) y de virus sincitial respiratorio para embarazadas y/o anticuerpo monoclonal a los menores.
Asimismo, plantea desarrollar estrategias específicas de la vacunación en poblaciones especiales, tales como trabajadores de la salud, personal de alto contacto con la población, guarderías públicas y escuelas, así como en residencias para adultos mayores.