CIUDAD DE MÉXICO .- Con 19 millones 600 mil perros callejeros, México ocupa el primer sitio de América Latina con más canes deambulando por las calles, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especialistas en Pequeñas Especies (Ammvepe).
Para Ylenia Márquez Peña, académica de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, adoptar un perro no sólo representa darle una segunda oportunidad, sino que también puede tener implicaciones sociales muy positivas, especialmente para el tutor adoptante.
“Una persona que adopta tiene la gran oportunidad de conocer el amor incondicional. Los perros son maestros del amor, y te quieren y están ahí independientemente del contexto. No saben el concepto de sacrificio; pero, si fuera el caso, darían su vida por nosotros. La idea de amor que ellos nos dan es algo que debemos aprender, sobre todo si eso viene de un perro adoptado”, señaló.
Adoptar y cuidar un perro también es una especie de aprendizaje para afrontar los retos que nosotros mismos experimentaremos a lo largo de la vida.
“Cuidarlos cuando son pequeños es divertido; pero, cuando empiezan a crecer y enfermarse, la situación cambia. Nos alistan para enfrentar la vejez, las enfermedades; nos preparan para vivir un duelo”, mencionó.
Adopción Paciencia
Adoptar a un perro debe ser una decisión pensada, sobre todo por el tema económico.
Compromiso de vida
“Lo esencial al decidir adoptar un perro es reflexionar y no tomar la decisión a la ligera. Es necesario contemplar el corto y largo plazo porque un perro vive mínimo 10 años. Entonces, hay que estar muy conscientes y comprometidos con él, hasta el final de su vida”, señaló Ylenia Mázquez Peña.