La directora de Servicio Secreto de EE.UU. ha dimitido tras reconocer una mala gestión del equipo encargado de proteger al expresidente Trump en Pensilvania.
Así quedó claro en una declaración de la Casa Blanca en la que el presidente Joe Biden traslada su agradecimiento a Cheatle por “décadas de servicio público” y su dedicación “desinteresada” para proteger a Estados Unidos al frente del Servicio Secreto, del cual tomó las riendas en septiembre de 2022.
“La revisión independiente para llegar al fondo de lo que ocurrió el 13 de julio continúa y espero evaluar sus conclusiones. Todos sabemos que lo que sucedió ese día nunca puede volver a suceder”, ha agregado Biden refiriéndose a la fecha en que el expresidente Donald Trump sufrió el intento de asesinato en un acto de campaña en Pensilvania.
Poco después, el propio Trump reaccionó y publicó un mensaje en su perfil oficial de la red social Truth Social, subrayando que la administración Biden no le proporcionó una protección “adecuada”. “Me vi obligado a recibir una bala por la democracia. Fue un gran honor hacerlo”, ha indicado.
Por su parte, el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, celebró la noticia, aunque criticó el “retraso” en la decisión de Cheatle. “Debería haber hecho esto hace al menos una semana. Me alegra que hayan atendido el llamado tanto de los republicanos como de los demócratas”, criticó.
El lunes, Cheatle fue interrogada por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, ante el que reconoció que lo ocurrido fue “el fracaso más importante en décadas”. Algunos líderes republicanos, incluido el presidente de la Cámara, habían pedido su dimisión.
De hecho, Johnson llegó a un acuerdo con el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, para formar un grupo de trabajo bipartidista para investigar lo sucedido en la manifestación y determinar la responsabilidad del complot para asesinar al expresidente.
Uno de sus seguidores murió y otros dos resultaron heridos en el ataque, que dejó al expresidente con una leve herida de bala en la oreja derecha. El atacante, identificado como Thomas Matthew Crooks, de 20 años, fue asesinado por un francotirador del Servicio Secreto segundos después.
Muchos analistas políticos han hablado fuertemente sobre la falta de control de armas, sobre todo porque los republicanos son los que se oponen a los proyectos de ley donde hay restricciones de compras de armas.
