Por Sergio García
Lo que la izquierda no logró por las armas con los guerrilleros de los 60, 70 y 80s, lo ha logrado por las instituciones democráticas en México.
Morena ha cambiado el modo de hacer política a nivel nacional. En apenas una década ha conquistado el país.
Los anquilosados partidos, PAN, PRI, PRD y MC no le han servido ni pal arranque.
El partido que lidera el presidente AMLO ganó en 2018 las gubernaturas de Ciudad de México y las de Tabasco, Chiapas y Veracruz, en el sureste del país, además de la Presidencia de México.
AMLO triunfó con el 54% de los votos y se convirtió en ese momento en el presidente con mayor respaldo de la historia política mexicana. En 2019 ganaron Puebla, mientras que en las elecciones de 2021, se hicieron con el poder en los Estados de Baja California y Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. Un año más tarde, 2022, ganaron Quintana Roo, Hidalgo, Oaxaca y Tamaulipas.
En el 2023, y como un anticipo a lo que ocurriría en 2024, ganaron el Estado de México sobre el Grupo Atlacomulco, rompiendo con un siglo de hegemonía absoluta… Y los dirigentes derrotados de los tres partidos salieron a decir triunfantes y cínicos a más no poder que van unidos rumbo al 2024, porque entonces sí derrotarían a Morena…
El PRI ha sido el gran perdedor, ya que controló el poder por 70 años consecutivos, de 1930 a 2000, gobierna solo en dos entidades del norte del país, Durango y Coahuila, el único Estado donde no ha habido alternancia política.
Este año ganaron la Ciudad de México con Clara Brugada, y la presidencia con una Claudia Sheinbaum con votos por arriba del 60%.
Es decir, los morenistas mantuvieron Puebla, Tabasco, Morelos, Chiapas, Veracruz y Ciudad de México y, además, ganaron Yucatán.
En total quedaron bajo la égida de Morena, 24 estados, contra dos del PRI, dos de MC y 4 del PAN.
QUE RENUNCIEN
Ante esta Marea Guinda que arrasó a las mareas rosas, rojas y azules, no queda más que preguntarles a los dirigentes nacionales de esos partidos, y a los dirigentes estatales: ¿Cuándo se van? Pero que sea rápido…
Contrario a esta renuncia que debería ser voluntaria, los dirigentes Marko Cortés, Jesús Zambrano, y Alito Moreno, se niegan a entregar sus cargos.
Este aferramiento efectivo al poder solamente se puede explicar pensando que tienen apoyos de las cúpulas empresariales y políticas del país.
Pero me extraña que no salgan voces autorizadas, y hay muchas, para pedirles la renuncias a los 3. Además una rebelión popular para eliminar a estos tres nefastos dirigentes.
LOS LOCALES
De la misma manera deben renunciar los dirigentes estatales y municipales a fin de permitir la refundación de esos institutos políticos.
Un poco de dignidad de la militancia los debería echar de sus partidos con la cola entre las patas… Han perdido todo, hasta la dignidad.