El ayuno intermitente y el aumento en el consumo de proteínas son dos estrategias alimenticias que han ganado notoriedad en los últimos años por sus beneficios en la pérdida de peso. Recientemente, un nuevo estudio ha revelado que estos enfoques también podrían mejorar la diversidad del microbioma intestinal, lo que sugiere un vínculo aún más profundo entre nuestras elecciones dietéticas y la salud intestinal.
Investigaciones han sugerido que las bacterias en nuestro intestino influyen en nuestra propensión a ganar peso. Los hallazgos actuales ofrecen una comprensión más clara de cómo gestionar nuestros microbios internos para mantenernos en forma.
Este reciente estudio, financiado en gran medida por la compañía de suplementos nutricionales Isagenix, proporciona nuevos conocimientos sobre cómo el microbioma intestinal se adapta a las variaciones en nuestra dieta y los patrones de alimentación.
El equipo de investigación, liderado por Alex Mohr, un especialista en microbioma de la Universidad Estatal de Arizona, sostiene que estos hallazgos podrían ser fundamentales para entender cómo el microbioma intestinal regula su crecimiento y diversidad en respuesta a la disponibilidad de nutrientes y la densidad de la población microbiana.
En su artículo publicado, Mohr y sus colegas argumentan que para mantener un ecosistema intestinal saludable, es crucial que el microbioma pueda adaptarse de manera eficiente a los cambios dietéticos.
El estudio contó con la participación de 41 voluntarios con sobrepeso u obesidad, quienes siguieron dos tipos de dietas durante dos meses. Un grupo adoptó una dieta saludable de estilo mediterráneo con restricción calórica basada en las recomendaciones dietéticas de Estados Unidos.
El otro grupo siguió una combinación de ayuno intermitente y una dieta rica en proteínas (IF-P). La dieta de ritmo proteico implica un control riguroso de la ingesta de proteínas en momentos específicos, mientras que el ayuno intermitente limita el consumo de alimentos a determinados periodos en ciertos días. A diferencia de la dieta restringida en calorías, la dieta IF-P permitía entre 250 y 300 calorías adicionales por día sin ayuno, aunque contenía una mayor cantidad de proteínas por gramo en esos días.
Diversidad de la microbiota
Tras ocho semanas, las muestras de heces mostraron que los individuos que seguían la dieta IF-P tenían una mayor diversidad de microbiota en comparación con el otro grupo. Aunque los efectos variaron entre los individuos, en general, el grupo IF-P reportó menos problemas gastrointestinales y una mayor eliminación de grasa visceral, la cual está estrechamente relacionada con riesgos metabólicos significativos como la diabetes y enfermedades cardíacas.
Además, los participantes de la dieta IF-P experimentaron varios cambios biológicos asociados con la pérdida de peso, incluyendo un aumento en las bacterias intestinales comunes en cuerpos más delgados, como Christensenellaceae, así como un incremento en las proteínas y fragmentos de proteínas relacionados con diferentes aspectos de la pérdida de peso.
Estos resultados destacan diferencias importantes en la composición microbiana vinculada a la pérdida de peso y la respuesta del cuerpo a diferentes regímenes dietéticos.
A pesar de que este estudio involucró a un número relativamente pequeño de participantes, sus resultados sugieren que ciertas dietas pueden ayudar a remodelar el microbioma intestinal y facilitar el control del peso. Para validar estos hallazgos, serán necesarios ensayos con grupos más grandes de personas.
La obesidad es un problema global en crecimiento, con más de mil millones de personas clasificadas como obesas en todo el mundo. Esta condición no solo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, sino que también presenta un desafío significativo para la salud pública.
Por ello, es alentador que la mayor diversidad de microbios intestinales observada en el grupo IF-P se asocie con beneficios adicionales para la salud, como una mejor salud digestiva y un sistema inmunológico más robusto.
