México está atravesado por varias fallas geológicas, algunas están ubicadas en la Ciudad de México —provocan microsismos— y otras otras entre Puebla y Tlaxcala; sin embargo, hay una lista de estados que son más vulnerables ante sismos porque están en inmediaciones de la Placa de Cocos (como Guerrero, Oaxaca o Chiapas) o la Falla de San Andrés.
Ese es el caso de Baja California, un estado en el que se presentaron seis sismos de magnitud mayor a 4.0 en un lapso de menos de dos horas este 12 de mayo, la región específica es Guadalupe Victoria. Uno de los movimientos incluso llegó a 5.0 de magnitud.
Es importante mencionar que estos movimientos ocurrieron en una zona que está próxima la Falla de San Andrés, una fisura geológica de aproximadamente mil 300 kilómetros de longitud, situada principalmente en California, Estados Unidos.
Esta falla se transforma de manera constante porque las placas tectónicas se deslizan lateralmente entre sí, se trata de la conocida como Pacífico y la Norteamericana.
Es importante mencionar que la existencia de estos movimientos es constantemente monitoreada por centros de observación tanto en México como en Estados Unidos, pero hasta el momento no hay algún tipo de alerta que represente preocupación para la población.
Ciudad Victoria está ubicada entre la Falla de Cierro Prieto y la conocida como Mesa de Andrade, este tipo de fisuras geológicas suelen transformarse por los movimientos de las placas tectónicas.
Por qué genera preocupación la falla de San Andrés
Estudios recientes sugieren que el llamado “Gran Terremoto (The Big One), provocado por la falla de San Andrés, podría liberar una energía sísmica superior a una magnitud de 7.8, afectando no solo a este estado estadounidense sino también a Baja California en México.
Según expertos, entre las áreas más vulnerables se encuentra la metrópolis de Los Ángeles, donde se predice destrucción significativa y la posibilidad de incendios post-terremoto, complicando las labores de rescate y restauración. Jonathan Stewart, de la Universidad de California, en declaraciones hechas al periódico DailyMail, enfatizó la urgencia de fortalecer la infraestructura ante tal eventualidad.
La previsión estima que hasta 17,000 estructuras de concreto correrían el riesgo de colapsar en áreas de alta sismicidad en California, interrumpiendo además servicios esenciales como la distribución de agua y las telecomunicaciones. Tanto la Autoridad de Terremotos de California (CEA) como el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) resaltan la crítica necesidad de tomar medidas preventivas.
El recuerdo de cataclismos pasados, como el terremoto de San Francisco en 1906 y el de Fort Tejon en 1857, subraya las duras lecciones aprendidas y la importancia de estar preparados. La probabilidad de que ocurra un sismo significativo en el sur de la falla de San Andrés excede el 60% en los siguientes 30 años, lo que también podría impactar en otras fallas como la de Hayward en la Bahía de San Francisco y Newport-Inglewood en el sur de California.