Desde hace más de 40 años es conductor de noticias, mantiene el linaje de una familia de periodistas y ya ha dejado firme huella en la sociedad de Guaymas, Empalme, Vícam, y comunidades aledañas
Fernando Villa/ Sergio García
GUAYMAS,Son.- A nadie sorprende que lidera siempre en las encuestas y que cuando se habla de la radio en este puerto, el profesor Alejandro Ramírez Cisneros es necesaria referencia. Esté donde esté.
Forjador de su propio estilo, de crítica incisiva, frases chispeantes y solidaridad constante con los más necesitados, el profesor Ramírez representa un importante capítulo de la locución y el periodismo. Nadie lo duda.
Polémico, sensible, ingenioso, respondón y exigente ante la autoridad, El Profe –como le dicen sus oyentes en la radio—y sus comentarios siguen marcando la pauta.
“Aquí hay felino en cautiverio”, parodia el famoso dicho del “gato encerrado”, antes de arreciar contra un yerro del gobierno que por acción u omisión insulten al interés del pueblo.
Sencillo en el trato, de razonamiento práctico y directo, al profesor Ramírez parece no importarle las encuestas ni los sondeos que confirman su liderazgo a través de los años.
“El público me dice cuando estamos bien, en esto manda la gente”, expresa al reiterar que, a diario, según datos confirmados, le hablan por teléfono a su programa más de 120 personas.
Eso es lo que vale, el sentir de la gente, dice este hombre cuya capacidad para atraer la atención de los radioescuchas es reconocida por casi todos. Y así ha sido durante más de cuarenta años.
“Pesan más las satisfacciones que los disgustos; cierto, son muchas las alegrías, pero también los momentos difíciles y tristes, así como algunas mentadas y amenazas”, expresa. Y hasta con pistola al cinto llegó a armarse para defender su razón y su decoro.
Eso nunca
En el centro histórico de la ciudad se vivía un drama cuando de una vivienda en calle 17 salió un hombre presuroso por un médico para su esposa María del Carmen Cisneros Ojeda, próxima a dar a luz. Era el 22 de diciembre de 1942.
El parto resultó difícil porque el niño venía con “las patas por delante”. Tras la operación el doctor José Gómez García sentenció: “Será muy belicoso o muy güevón, así sucede en estos casos”.
“Belicoso tal vez un poco, pero nunca güevón”, dice Alejandro Ramírez, quien a diario se levanta a las cuatro de la mañana e inicia los preparativos para su programa Voz y Voto, que hoy se transmite se transmite por la Digital 99.5 de seis a nueve y de doce a catorce horas.
Titulado de maestro en 1965 en la Normal Superior del Estado, la academia le significó un importante abrevadero cultural que en la capital del país trató de especializar para atender a niños con deficiencias mentales.
Pero la altura de la urbe capitalina le obligó a retornar al puerto para incorporarse como docente y dar clases en las escuelas primarias Alfonso Iberri e Ignacio L. Alatorre.
Pocos años ejerció como maestro. En febrero de 1972 renunció a la docencia para integrarse de lleno al periódico El Diario, por muchos años dirigido por su padre Carlos Ramírez Márquez.
“Traía el periodismo en la sangre y se impuso el llamado de mis ancestros”, expresa quien a partir de entonces empezó a escribir su columna Puntos de Vista, hoy llamada Aquí y Ahora.
Su abuelo Aniceto Ramírez inició la tradición con El Correo de Sonora a fines del siglo XIX; fue víctima de persecuciones e incluso pisó la cárcel por sus críticas contra la dictadura de Porfirio Díaz.
En 1937 Carlos Ramírez participa en la fundación de El Diario, dirigido por Luis del Riego, proyecto que éste abandona, y don Aniceto retoma el rotativo que vive media centuria hasta su postrera edición el 31 de diciembre de 1987.
Desde chamaco, Alejando Ramírez daba guerra en las instalaciones del periódico ubicado en calle 16 y avenida Serdán, aunque empezó a escribir cuando arañaba los 18 años de edad.
A fines de 1978, El Profe fue llamado por el propietario de la XEFX, Fernando María Astiazarán Aguilar, para que organizara las noticias de la empresa radiofónica.
Después de entregar las notas informativas a los locutores se quedaba fuera de la cabina y atendía con un dejo de admiración los movimientos en la cabina, los controles, el micrófono.
“La radio empezaba a seducirme, sentía que la intercomunicación con la gente implicaba gratas sensaciones, pero también mucha responsabilidad”, comenta.
Un giro inesperado dio la rueca de su destino cuando en 1980 llegó como gerente Luis Gallardo, ex jefe de Pesca en Guaymas a quien Ramírez Cisneros vapuleó varias veces desde su máquina de escribir.
“Pobre de usted, le comunico que pronto se irá a la chingada”, le dijo Gallardo al percatarse de su presencia.
“Quien decide es el ingeniero Astiazarán, usted no”, fue la réplica del organizador de noticias.
El debut
Después limaron las asperezas y los enconos se trastocaron en una amistad alimentada por cotidianas charlas vespertinas de nunca terminar. “Entre a la cabina”, le dijo un día Gallardo.
Así, en el programa conducido por Francisco Beaven, un nervioso Ramírez Cisneros empezó a propagar con nerviosismo su voz entre los guaymenses. A los 40 años de edad, se paría a sí mismo como locutor. Obtuvo en octubre de 1983 su licencia como oficiante en la locución ante la Secretaría de Educación Pública. Esa vez fue el único entre doce aspirantes locales que logró su objetivo.
Tras algunos meses de cubrir suplencias, le dieron la plaza definitiva tras el fallecimiento de Francisco Beaven, y empezó a transmitir de manera cotidiana en programas de 6 a 8 de la mañana y de 10 a 12 horas.
No faltaron las grillas de algunos miembros del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión ante la repentina aparición de un locutor entonces poco conocido.
Ante esa circunstancia, el secretario general del gremio en Guaymas, Romeo González Villasana, calmó los ánimos de los inconformes y brindó su absoluto respaldo a Ramírez.
“Siempre he agradecido aquel apoyo de mi amigo Romeo, quien dio muestras de liderazgo en el Stirt he hizo valer mis derechos”, reconoce El Profe Alejandro.
Bajo un nuevo esquema de conducción, el novel comentarista de radio bautizó a su programa Voz y Voto, voz para opinar y voto para que la gente decida sobre los temas de relevancia.
Desde el principio instrumentó su quehacer en la radio como necesaria expresión al servicio de las causas sociales, con campañas de solidaridad y humanismo hacia personas en situaciones desesperadas.
No llegarás
Entonces vino su gran prueba: Transcurría agosto de 1990, cuando tras su descanso sabatino se levantó en la mañana para cumplir su labor. La noche anterior cayó un aguacero y el domingo amaneció con una implacable llovizna.
Su vetusto carro se negó a encender y, cuesta abajo por la calle 9, los tripulantes de una grúa de la CFE le ofrecieron un raite hasta la radio. “A pie nunca llegarás, las calles se convirtieron en arroyos”, le dijeron.
En efecto, se vivía la inundación que aquel año provocó estragos en el ámbito regional. Ramírez Cisneros se comunicó a la Policía Municipal y el legañoso gendarme de barandilla presumió su ignorancia. Ahí nada sabían.
Desde las seis de la mañana atendía llamadas por teléfono: que se cayó el puente El Tigre, casas inundadas en San Carlos, árboles caídos, cables eléctricos por los suelos en varias colonias, comunidades rurales aisladas…
Las llamadas eran incesantes y Alejandro Ramírez multiplicaba su voz por la radio para solicitar apoyos de los cuerpos de seguridad por todas partes; del Gobierno del Estado le llamaron también para solicitar un informe de la situación.
48 horas al aire ininterrumpidas
Insistente era el teléfono, constantes los llamados de la gente que clamaba apoyo de los organismos de seguridad, para las colonias populares, los ejidos y comunidades rurales. El clamor se multiplicaba.
Los organismos civiles de emergencia acudieron a la cabina del profesor Ramírez y le instalaron un sistema de radio de banda civil, pues algunas áreas de la región carecían de teléfono.
A la XEFX, situada frente a la Unidad Deportiva, empezaron a llegar vehículos cargados con madera, láminas, despensas y agua potable para miles de personas afectadas en todos los confines de la región.
Ante la ausencia de una efectiva dirección oficial y todavía lejos de concebir una Unidad de Protección Civil, los cuerpos de seguridad coordinaban desde el programa y la cabina de Alejandro Ramírez.
Atento a la situación de muchísima gente desesperada por ayuda, El Profe estuvo en cabina 48 horas ininterrumpidas; le llevaban tortas, café, cualquier cosa para que siguiera al frente del micrófono.
“Creo que ahí cambió el concepto de la radio en Guaymas, fue una especie de parte aguas. Un caso inaudito: Sin duda el 99 por ciento del auditorio estuvo conmigo”, expresa el locutor.
Durante aquellos momentos aciagos, recuerda, una señora le dijo por teléfono una frase que atesora en los rincones más preciados de la memoria: “Bendito el vientre que te parió, cabrón”.
Solidaridad
Como todos los círculos, el de Ramírez Cisneros se cerró en la XEFX. Renunció el 29 de enero de 1992. “A esa radio y a Fernando María Astiazarán les guardo enorme gratitud: Ahí recibí oportunidades y apoyo”, dice.
Un mes después le abren las puertas en la XEDR, donde arriba el 29 de febrero del mismo año. El gerente Rafael C. Lereé le dio su respaldo ante el propietario Heriberto Lizárraga Zataráin.
El profesor Ramírez continuó en esa empresa para dejar huella: La organización de colectas a favor de niños, familias o propósitos nobles para una colectividad urgida de apoyos. Reconocida es la filantropía de su quehacer y el público le responde; se recauda para toda causa que implica la noble labor de ayudar al prójimo. Siempre ha sido así.
Ya en la DR, uno de los momentos más difíciles del profesor Ramírez en cabina fue durante los aciagos días de septiembre de 1995 tras el huracán Ismael, que segó la vida de 28 pescadores guaymenses.
Seguía el recuento de los muertos y los desaparecidos, cuando un hombre acudió a El Profe para que preguntara si alguien había visto a su hijo, de quien dio señas y pormenores. A los minutos entró una llamada: Alguien había visto los restos del muchacho por rumbos de Guasave, Sinaloa. “Su hijo ha muerto, señor”, retumbó al aire la voz del triste locutor. “Recuerdo que el hombre cayó de rodillas y ahí mismo rompió en llanto, fue desgarrador. Es el momento más difícil que he vivido en este oficio”, dice Alejandro Ramírez.
Pero quedan también las memorias gratas, ésas que dan vida y fortalecen al espíritu, como cuando realizó una colecta para un niño hemofílico cuyo padre acudió a El Profe para solicitar ayuda.
Nobleza del pueblo
Los guaymenses respondieron y aportaron más de 160 mil pesos para la operación del niño en Denver, Colorado. Fue un gigantesco gesto de solidaridad colectiva.
“Podrá decirse lo que sea, pero el pueblo de Guaymas tiene un corazón enorme, de gran nobleza y amor al prójimo cuando la necesidad apremia”, manifiesta el profesor.
Suyas son muchas frases, como “La maldita Coapaes”, uno de tantos molinos de viento que este singular quijote de la radio combate para que brinde mejor servicio a la comunidad.
Pero ese arreciar en la crítica también le ha generado problemas. Su reiterada acusación contra los efectos del alcalde Enrique Claussen Bustillos en el ejercicio de gobierno le trajo problemas. Y muchos.
Amenazas, persecuciones, mentadas y advertencias de toda índole le prodigaron algunos funcionarios del alcalde. “No dejaban de joder, era cosa de todos los días”.
Esbirros vestidos de civil del Comandante de Policía le empezaron a seguir, por lo que El Profe se compró una pistola para responder a una posible agresión.
Así fue durante semanas hasta que habló con el Procurador General de Justicia y los ánimos se calmaron. Eso sí, El Diario seguía publicando: “Faltan tantos días para que Claussen se vaya.”
Para Ramírez Cisneros el mejor alcalde de Guaymas ha sido Gaspar Zaragoza Yberri, quien con sus muchas obras y buenos servicios puso ejemplo de buen gobierno.
Hombre que sabe dar y recibir aprecios, mantiene especial estima a sus amigos Guillermo Acosta Ochoa (QEPD), Jorge Enríquez Valle, Luis Barrera Jr., Hirám Ortega, Jesús Noé Peñuñuri, Romeo González Villasana…
Sin querer faltarle al respeto a nadie, para El Profe no ha habido en Guaymas mejor locutor que Guillermo Acosta: “Era un locutor completo, de perfecta dicción, buen programador y productor de spots, amenísimo narrador de béisbol, tremendo declamador de poesías… ¡Y muy buen amigo de todos!”.
¿Candidato?
Con su memoria de prodigio evoca sucesos de hace décadas como si fueran de ayer y es un harto conocedor de la música que comparte sus gustos con el público.
El Profe, por supuesto, también ha sido referencia para otras cosas. Son parte de sus anécdotas:
“Una vez llegó un taxista muy enojado a la FX preguntando por mí, con el cuento de que le debía dinero. Cuando nos apersonamos se sorprendió al ver que no era yo a quien buscaba.
“Disculpe… ¿En verdad usted es el profesor Ramírez?”, al constatar que sí lo era, el trabajador del volante enrojeció de pena. Una noche antes, un fulano embriagado se paseó de “gorra” toda la noche en el taxi.
“Ni le muevas, soy el profesor Alejandro Ramírez y bien sabes que soy muy famoso. Date de santos que me subí a tu carro”, había dicho el borracho antes de bajarse sin pagar.
Ha llegado a ser tanta la popularidad de este locutor, que el PRD en dos ocasiones le llegó a pedir que asumiera la candidatura a la presidencia municipal de Guaymas, en ambas mostró su rechazo.
La política, dice, es para otro tipo de personas y siente que no es lo suyo: “A mí nunca me ha movido el gusano, ni le muevan por ahí”, expresa entre risas.
Por sus comentarios y admirable capacidad diálogo con el público mantiene una consistencia para una gran mayoría que le sigue siendo fiel, sea cual sea la firma del micrófono para el que preste sus servicios.
Tanto así, que hasta uno que otro chamaco expresa el “¡Qué bárbaro!”, la infalible frase del profesor cuya voz es bienvenida en muchos hogares desde hace años y por muchos más… “¡Ni modo!”.
Reconocen al Profe Ramírez
Fue el 20 de abril de 2023, que por aclamación ciudadana y su amplia trayectoria en los medios de comunicación, el Ayuntamiento de Guaymas realizó el cambio de nomenclatura de la Calle 17 entre Avenida XV y XVI como Profesor Alejandro Ramírez Cisneros.
Este evento de cambio de nomenclatura estuvo presente la Doctora Karla Córdova González, quien reconoció la trayectoria del Profesor Ramírez Cisneros frente del micrófono, ya que es un gran comunicador y un líder social que realmente ha servido y quiere a Guaymas.
Al evento acudió la sociedad en pleno. No fue un acto protocolario, sino que ciudadanos y gobernantes reconocieron al Profesor Ramírez Cisneros como un personaje especial de Guaymas.
Legado Familiar…
El profesor contrajo nupcias con María Elena Arballo Piñuelas, con quien procreó una ilustre familia de 4 hijos que continúan el legado familiar.
Sus hijos son, Francisco Javier, ingeniero agrónomo y psicólogo; Myriam Irene, licenciada en Ciencias de la Educación y en Ciencias de la Comunicación; Alejandro Arturo, Licenciado y Doctor en Letras por la Universidad de Arizona; y Fernando José, Licenciado en Periodismo y quien cursa la carrera de Derecho.