Por Sergio García
INTRAVAGARIO 50 AÑOS SIN JOSÉ ALFREDO: LAS DISTANCIAS APARTAN LAS CIUDADES, LAS CIUDADES DESTRUYEN LAS COSTUMBRES
Hoy jueves 23 de noviembre se cumplieron 50 años de la muerte del Gran Poeta de Guanajuato. Y uno recuerda tantas historias alrededor de sus canciones. Yo tengo una frase: Las canciones de José Alfredo nadie las canta mejor que José Alfredo. Y sírvanme la otra, que El Borrego paga.
Y también me tocó cantar con los amigos una de esas que duelen por el amor que se fue, que tienes o que no llega de un mundo raro. O también le solté la rienda a aquella, y me la soltaron a mi.
Igual he extrañado a la mujer amada, y he despertado con la mujer amada, y así pasaron muchas, muchas horas.
Y también le quise bajar un puño de estrellas, y aunque no he podido, sigue aquí conmigo, a pesar de que sigo como un peregrino, perdido y sin fe. Yo no sé lo que valga mi vida…
También con José Alfredo le he pedido a Dios por mis hijas, para que estén bien, para que no sufran. Les he bajado la luna con sus canciones, y los quiero mirar poco a poco crecer y alcanzar una nube… Y quisiera que Dios los arruyara, y un distinto mañana que Dios les regalara…
Y también me cansé de rogarle y se fue… Pero mi querido José Alfredo, hubo 2 o 3 que se cansaron de rogarme, así que quedamos a mano.
Y también he comprobado que en Majatlán existen esas mujeres que ante las flores se pueden comparar… Y también he llegado borracho con el borracho pidiendo 4 tequilas, ¿Porqué no? Si la vida no vale nada, y ya entrados se apuesta la vida y se respeta al que gana, porque hemos pasado cada aventura en este oficio periodístico, que nos hemos jugado la vida en un volado, muchas veces… Y aquí estamos cantando a José Alfredo.
Como José Alfredo, he estado alrededor de la fogata, con viejos amigos, entonando sus canciones. Mirando la lumbre, temblando de frío. En esas madrugadas o en esos amaneceres… Sin tequila, y sin cerveza, sólo disfrutando el valor de la amistad… Y a lo lejos el ruido del motor de algún pozo… Y siempre recuerdo al Goyo, que alegre con su guitarra entonaba sus canciones, pero Dios se lo llevó un 31 de diciembre a las 11:30 de la noche, camino a Misa, junto con el Heriberto a los 20 años de edad, apenas. Y su guitarra ya no volvió a sonar.
Igual que José Alfredo agradecemos sus lecturas, que son como sus aplausos, sus apoyos, sus palmadas en el hombro cuando la cosa de pone fea, o cuando el trabajo periodístico sale bien…
Y sé una anécdota muy particular, que me contó el Rafles, Rafael Acosta… La rara canción de José Alfredo llamada Sonora, Sonora, que pocos sonorenses conocen, la escribió en una servilleta, sentado en el Sahuaripa Piano Bar, allá en la esquina de Periférico y carretera Internacional, frente a lo que era la Gasolinera El Faro… Salida Norte de Hermosillo.
El Sahuaripa Piano Bar era propiedad de Gilberto El Sahuaripa Valenzuela, y José Alfredo estaba con él, echándose unas cheves, y tequilas, con el Rafles presente. Por cierto El Rafles me contó que buen y sano, no cantaba bien…
Pero la frase más grande de José Alfredo es aquella de Las distancias apartan las ciudades, las ciudades destruyen las costumbres, la cual debe escribirse con letras de oro en el altar de la sociología, en alguna escuela de humanidades… Y ya me voy, porque estuve a punto de cambiar tu mundo, por el mundo mío… y ME VOY A TOMAR UN TEQUILA A LA SALUD DE JOSÉ ALFREDO. SALUD… QUÉ TEKNSYIBIN NI QUÉ LA JODIDA. ¡¡VÁMONOS JOSÉ ALFREDO, QUE YA CASI ES VIERNES Y EL CUERPO LO SABE!!