Luego de que se filtró la noticia de que el Servicio Secreto encontró cocaína mientras realizaba una ronda de rutina el domingo por la noche en el interior de la Casa Blanca, se desató un escándalo en torno a Hunter Biden, hijo del mandatario de la nación y quien días antes había estado de visita en el lugar.
Los reflectores apuntaron hacia Hunter debido a que es un adicto en recuperación. Sin embargo, de inmediato se dio a conocer que la droga había sido encontrada por un bombero en la biblioteca, lo cual abrió la posibilidad de que algún civil podría haberla dejado por error durante una de las visitas a las que tiene acceso al público.
Hasta el momento, ningún miembro del equipo de Joe Biden se ha manifestado al respecto e incluso el propio mandatario evadió a la prensa al ser cuestionado.
No obstante, el escándalo podría alcanzar una dimensión distinta a raíz de que el Servicio Secreto emitió un comunicado dando a conocer que la cocaína fue encontrada en el ala oeste de la Casa Blanca, es decir, en un área de trabajo restringida al público en general.
“El domingo por la noche, el complejo de la Casa Blanca entró en un cierre preventivo cuando los oficiales de la División Uniformada del Servicio Secreto investigaron un artículo desconocido encontrado dentro de un área de trabajo.
Se llamó al Departamento de Bomberos de DC para evaluar y rápidamente determinó que el artículo no era peligroso.
El artículo fue enviado para una evaluación adicional y está pendiente una investigación sobre la causa y la forma en que ingresó a la Casa Blanca”, señala el documento.
Cabe señalar que en el ala oeste se encuentra la oficina oval, las oficinas para el personal ejecutivo del presidente, la sala del gabinete, la sala Roosevelt y la sala de conferencias de prensa a la cual tienen acceso diariamente decenas de miembros de los medios informativos.
Bajo este nuevo escenario, la droga le pertenecería a alguna persona que es posible identificar, pero el proceso quizá resultará demasiado lento.
Hasta el momento, desde los asesores más cercanos del presidente hasta el personal de limpieza y mantenimiento, estarán bajo la mira del Servicio Secreto, pues la opinión pública demanda una respuesta sobre quién está detrás de la cocaína.